Uno o una o ellas o yo o aquel o el de más allá o vosotros o
el que aún no es, dejémoslo en, cualquiera no es no somos más que hijos o hijas
del tiempo y del azar.
Hoy, en buena parte del planeta no deja de ser un día más y
casi nadie festeja nada. Si hubiéramos nacido en un contexto budista
esperaríamos hasta el 3 de febrero para celebrar algo o hasta el 18 si fuéramos
tibetanos.
O musulmanes, cuyo
calendario es el que más se asemeja al calendario sumerio y que el 15 de
noviembre de 2012 coincidió con el 1º de muharram y el inicio del 1434 de la
Hégira y no acabará hasta el 4 de noviembre de 2013.
O si fuéramos
iraníes, afganos o pakistaníes entenderíamos el tiempo a partir de marzo de
2013 que daría inicio al año 1392 y este es otro calendario de los que afina en
cuanto a los segundos de cada mes
O si fuéramos israelíes y no muy ortodoxos tendríamos que el
año 5773 comenzó en el atardecer del 16
de septiembre y acabará el 4 de septiembre de año que mañana se inaugura según
el calendario gregoriano...
Pero resulta que no, que hemos nacido en el puñetero
contexto cristiano –católico o protestante, es igual- que tiene un concepto
escatológico del tiempo que nos aproxima a un tremendo Juicio Final que no deja
de ser una zarandaja que cala en esa idea del temor y, a veces, del miedo y que
nos deja un tanto paralíticos a la hora de actuar, de tomar la iniciativa a la
hora de disputar y romper neutralidades. Así pues, nos regimos con esta
formulación del tiempo que se sacara de la manga el Papa Gregorio XIII después
del Concilio de Trento y que teóricamente nos rige desde el 15 de octubre de
1582, pero en Alemania desde 1700, en Inglaterra desde 1752, en Bulgaria y
Turquía desde 1916 y seguiríamos...
El tiempo, el inicio y el fin del tiempo, el paso del tiempo,
no es más que una idea religiosa y contable del mundo en la cual el azar hace
la parte restante.
Para aquello que se inicia mañana sólo puedo desearos a
todos los que de tanto en tanto os pasáis por aquí y a los que no también que
durante el 2013, que no jodamos!!! será peor que el que este que se acaba, que
no nos falte espíritu de compromiso y de lucha, que se han acabado las
indignaciones y las neutralidades o se está al pie de la calle o se miran las
cosas por televisión, o se escribe con la mano cabreada o dolida o seguiremos
esperando milagros y lamiéndonos las heridas, o hacemos que la imaginación se
cargue esta maldita realidad o la
maldita realidad nos dejará sin imaginación...
Salut, república i socialisme
Dos videos, uno para antes de las uvas y otro para después.
Uno, “La mala
reputación” de Brassens en la voz de Paco Ibáñez y algunos cortes de la La batalla de Argel, el otro en català que
lo podríamos traucir como “Si los hijos de putas volasen, no veríamos nunca el
sol”
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