lunes, 10 de agosto de 2009

RELEER ANABASIS




Releo Anabasis, de Saint-John Perse en una antigua traducción de Antonio Gabriel y Galán, publicada por Visor, allá por 1983. A pesar del corset hímnico que respira todo el texto –la épica tiene ciertas exigencias que ni Saint-John Perse se puede saltar-, me quedo con algunos fragmentos que no han perdido ni pizca de actualidad desde 1924. Aquí va uno:

Hommes, gens de poussière et de toutes façons, gens de négoce et de loisir, gens des confins et gens d’ailleurs, ô gens de peu de poids dans la mémoire de ces lieux; gens des vallées et des plateaux et des plus hautes pentes de ce monde à l’échéance de nos rives; flaireurs de signes, de semences, et confesseurs de souffles en Ouest; suiveurs de pistes, de saisons, leveurs de campements dans le petit vent de l’aube; ô chercheurs de points d’eau sur l’écorce du monde; ô chercheurs, ô trouveurs de raisons pour s’en aller ailleurs,
vous ne trafiquez pas d’un sel plus fort quand, au matin, dans un présage de royaumes et d’eaux mortes hautement suspendues sur les fumées du monde, les tambours de l’exil éveillent aux frontières l’éternité qui bâille sur les sables.



Hombres, gente de polvo y de toda especie, gente de ocio y de negocio, gente de los confines y gente de más allá, oh gente de poco peso en la memoria de esos lugares, gente de las planicies y los valles y de las más altas cotas de ese mundo al final de nuestras orillas; sabuesos de los signos, de simientes, delatores de vientos del Oeste; seguidores de pistas, de estaciones, levantadores de campamentos en el soplo del alba; oh buscadores de agua en la corteza de la tierra; oh buscadores, descubridores de razones para irse a otra parte,

no trafiquéis con salmuera cuando, por la mañana, en un presagio de reinos y de aguas muertas, suspendido en lo alto de los humos del mundo, el tambor del exilio despierta en las fronteras

la eternidad tediosa del desierto.

4 comentarios:

Bruno Di Benedetto dijo...

Hola Hugo: hace dos días estaba leyendo Anábasis!!! No me resulta fácil, tal vez por la traducción, que es de Jorge Zalamea, presumo que español. No tengo el texto en francés. Hay notables diferencias con la versión que transcribís. Es tuya?

abrazo

Bruno

hugo dijo...

Hola Bruno:
La versión es de un poeta español,Antonio Gabriel y Galán, muy desigual y que me gusta poco, por decir algo, pero el hombre tenía un excelente francés y no sólo eso, según deja ver en una introducción de 33 páginas era bastante experto en Perse.
¿Qué conexión sin cable nos lleva a leer al mismo tiempo Anabasis?
un abrazo,
nos escibimos,
salut,
hugo

Bruno Di Benedetto dijo...

Sí, me llama la atención, por ejemplo, que traduzca "L'eternité qui baille sur les sables" (La eternidad que bosteza sobre las arenas) por "La eternidad tediosa del desierto". Tal vez suene mejor así, pero la idea cambia bastante,¿no?

Desde hace un par de meses estoy traduciendo poesía francesa (de corajudo: tres años de alianza francesa hace treinta años). Solamente para despuntar el vicio.

Es muy sorprendente lo de Anábasis. Compré ese libro el año pasado en un puestito de Parque Centenario. Creo que ese día había tenido una entrevista con Alberto Muñoz, el troesma de Silvia. Llegué a Madryn, lo guardé en la biblioteca y me olvidé. Hace tres o cuatro días me dieron ganas de leerlo. Cable submarino y transatlántico!

Araceli Merino dijo...

Que texto tan bello dejaste en mi blog a partir de una foto de Vietnam. Lo vi al reincorporarme despues de vacaciones. Ahora le tocó el turno a esa, en el fondo, escalofriante vision de la fragilidad de la condición humana. Me quedó la sensación de que la frontera pasa por entre eso y el desierto. Está claro que, con ese panorama, hay que aprender a andar bien.
Correspondo gustosamente tu enlace en el blog.