Reproduzco la noticia sobre la muerte del General Ibérico Saint Jean tal como apareció hoy en el diario Página 12, la nota llevaba como subtítulo “luto en el Infierno” y me pareció acertada. Si alguien durante la Dictadura encarnó el mal en su estado químicamente puro, fue Ibérico Saint Jean, si hacemos memoria y recordamos aquella película de Passolini “Saló o las 120 Jornadas de Sodoma”, podríamos afirmar que nadie como Ibérico Saint Jean encarnó el “círculo de la sangre” sólo por la sangre y no más allá de la sangre. Él, su fiel ejecutor el general Ramón Camps -aquel que en plena “democracia alfosinista” se jactó en una rueda de prensa de haber matado a cinco mil personas y exhibió una picana eléctrica diciendo que “con esta máquina los torturé y los maté”-o Antonio Domingo Bussi –al cual ya le dediqué una entrada hace tiempo-, todos ellos y unos cuantos, muchos, más son seres a los cuales no se les puede atribuir la eximente de la borrachera o demencia, que también, o ni tan sólo considerarlos abyectos. Son seres a los cuales la Dictadura les permitió ser en toda la extensión del concepto, es decir, sobre todo y ante todo, una forma de realización: su única forma de estar en el mundo fue el exterminio sistemático de los seres humanos.
Se cuenta que cuando Teseo y Piritoo quisieron secuestrar a Perséfone, Hades les tendió una emboscada y los condenó a quedar sujetos eternamente a “la silla del olvido” –que ya el nombre se las trae- mientras eran acosados por “las furias”, pienso que desearles a estos personajes ese castigo es una faena que ni el mismísimo Hades querría realizar en caso de que Caronte los quisiera cruzar en su barca o el Can Cerbero no huyera de puro espanto.
Seres siniestros como estos son los culpables de que yo me quedara sin amigos en Argentina, a ellos sólo les deseo que sus almas, en caso que aún las tuvieran jamás descansen en paz y que en guerra eterna continúen.
Y, sí, me alegro que desde hoy el mundo tenga a un criminal menos, aunque se haya muerto en la cama... como tantos otros.
Nota de Página 12
Murió Saint Jean, el que quería matar a todos
El exgobernador de la provincia de Buenos Aires durante la última dictadura cívico-militar tenía 90 años, era juzgado por crímenes de lesa humanidad y no llegó a ser condenado. Además de ser reconocido por sus tropelías, se lo recuerda por una frase que pronunció en 1977 durante una cena entre oficiales:
"Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, enseguida a aquellos que permanecen indiferentes y, finalmente, mataremos a los tímidos".
Ibérico Saint Jean murió ayer en el Hospital Central Militar estaba procesado por los delitos que se le imputan en la causa conocida como Circuito Camps, en la que está imputado por un caso de homicidio y por el de co-autor material de privación ilegal de libertad y tormentos en 61 hechos (aunque en plena democracia se jactó de haber hecho desaparecer a "cinco mil subversivos").
La causa es investigada desde septiembre de 2011 por el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, que juzga a 26 imputados por los hechos ocurridos en Circuito Camps y también los sucedidos en la casa de `Teruggi-Mariani` de la ciudad de La Plata, incluida la apropiación de la menor Clara Anahí. Entre los casos que se le imputaban a Saint Jean se encuentra el secuestro y las torturas sufridas por el periodista y director del diario La Opinión, Jacobo Timerman, ocurrido el 15 de abril de 1977.
El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, definió al exinterventor de facto como "un ser que violó los derechos humanos, dañó al país y a la sociedad" y como a "un personaje al que la doctrina de la seguridad nacional le borró la ética, los valores, la dignidad y lo transformó en instrumento de la muerte y no de la vida". Además, afirmó a Télam: "Más allá del respeto por la muerte de un ser humano, lamento que (la muerte) haya llegado antes que su sentencia".
Por su parte, Osvaldo Papaleo, hermano de la viuda del dueño de Papel Prensa, David Graiver, aseguró que Saint Jean "representó el puntal del Circuito Camps en Buenos Aires y fue uno de los más altos responsables de la represión en la provincia". "Con sólo sostener a (el general Ramon) Camps como jefe de la Policía bonaerense y tener como ministro a una figura destacada en el derecho como Jaime Smart, se lo puede definir", remarcó.
Nilda Eloy, dirigente de la Asociación de exDetenidos Desaparecidos recordó la figura de Saint Jean como la de quien "no vino a hacerse cargo de la Provincia para combatir el narcotráfico como dijo, sino para asegurarse de la concreción de un genocidio". "Fue un militar que estaba convencido de lo que hacía, y eso lo hacía más responsable, por eso lamentamos que no haya tenido condena antes por la lentitud de los procesos judiciales
(la primera foto es de Ibérico Saint Jean y la segunda es Ramón Camps durante la citada conferencia de prensa, rodeado de armas y con una picana eléctrica)
4 comentarios:
Que nunca descanse en paz.
Debía haberse celebrado otro proceso como el de Nürenberg.
Salud
Francesc Cornadó
A mí también me jode que se vayan sin haber pagado. Y mucho.
Un abrazo,
Hola:
MARÍA JESÚS: completamente de acuerdo contigo
salut.
FRANCESC: El problema es que con la dictadura argentina estaban comprometidos los "bárbaros del Norte" y juzgar a un milico argentino podía comprometer "algunos intereses" y recien ahroa 30 años después de aquel horror se comienza a hacer alguna cosa.
salut.
PEDRO: Es que la "justicia legal" genralmente no llega hasta donde llegaría la "justicia legítima" y así nos va...cada día más cerca de la barbarie.
salut
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