viernes, 23 de agosto de 2013

fragmento y confesión


El Fragmento:

(El texto reproduce una de las primeras páginas de El Programa de Transición, que León Trotsky escribiera en marzo de 1938... Y sin embargo, parece escrito anteayer)

...(...).El proletariado, bajo la amenaza de su propia desintegración, no puede permitir la transformación de un sector creciente de obreros en desempleados crónicos, en indigentes viviendo de los desechos de una sociedad que se desmorona. El derecho al empleo es el único derecho serio dejado a los obreros en una sociedad basada en la explotación. Hoy este derecho les está siendo recortado a cada paso. Es el momento de levantar contra el desempleo tanto “estructural” como “coyuntural”, junto con la consigna de trabajo públicos, la de la escala móvil de horas de trabajo. Los sindicatos y otras organizaciones de masas deben vincular a los que trabajan y a los desempleados con lazos solidarios de responsabilidad recíproca. Sobre esta base, todo el trabajo disponible se dividiría entre los obreros de acuerdo con la forma en que se determine la duración de la semana laboral. El salario medio del obrero sigue siendo el mismo que con la vieja semana laboral. Los salarios con un mínimo. Estrictamente garantizado, seguirían el movimiento de los precios. No se puede aceptar ningún otro programa para el catastrófico período actual. 

 Los propietarios y sus abogados demostrarán el “carácter irrealizable” de estas reivindicaciones. Los capitalistas más pequeños, los especialmente arruinados, invocarán además sus libros de contabilidad. Los obreros han de denunciar categóricamente semejantes conclusiones e invocaciones. La cuestión no está en una colisión “normal” entre intereses materiales opuestos. La cuestión está en preservar al proletariado del deterioro, la desmoralización y la ruina. Se trata de una cuestión de vida o muerte para la única clase creadora y progresiva, y, por ello garantizadora del futuro de la humanidad. Si el capitalismo es incapaz de satisfacer la reivindicaciones que surgen inevitablemente de las calamidades generadas por él mismo, dejémosle perecer. Lo “realizable” y lo “irrealizable” es en este caso una cuestión de relación de fuerzas que sólo la lucha puede resolver. Por medio de esta lucha y al margen de cuáles sean los logros prácticos inmediatos, los obreros comprenderán mejor la necesidad de liquidar la esclavitud capitalista. (...)” 



La confesión: 

Hace quince días tuvieron lugar, en Argentina, las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias). Unas elecciones en las cuales los partidos políticos han de superar un 1,5 % del total de votos válidos y posibles de cada distrito por el que se presentan. Con ello se pretende evitar la atomización política en las elecciones generales que se convocan dos meses después (generalmente en Octubre). Más allá del déficit democrático que dicho proceso conlleva, los más perjudicados suelen ser siempre los pequeños partidos de izquierda. 

 Pues bien, un partido de izquierda, el Partido Obrero, (con el cual simpatizo en la lejanía, aunque con alguna reserva y alguna contradicción), en las PASO de hace quince días se presentaba integrando el Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT) junto a PTS e IS –dos partidos con poca inserción más allá de Buenos Aires-. En los 19 distritos electorales, prácticamente en toda Argentina, el FIT superó el 5, el 6 y hasta el 10 y 12%. Todo ello se tradujo en más de 900.000 votos. ¡900.000 personas adhiriendo a un programa marxista, socialista y revolucionario! En un país donde la clase trabajadora aún conserva todas las rémoras peronistas, un resultado como éste es un hecho casi tan insólito y para mi, tan emocionante, que aún no me lo acabo de creer. 
(sin duda, es este logro político lo que me hizo recordar, hace unos días, el crimen de Coyoacán, hace más de setenta años).

(el vídeo reproduce el discurso, que en la noche electoral pronunciara el Secretario General del PO, Jorge Altamira, un antiguo, pero no viejo, luchador por la causa obrera y socialista).

 

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