jueves, 16 de diciembre de 2010

MI QUERIDA SEÑORITA -Parafilias Ilustradas-

ilustración de Marina Guiu


Dijeron, tú calladita. Ni tele ni revistas. Dijeron, ve con cuidado, Maxi era “un caballero de la Armada” y tú no eres nadie.

Maxi comenzó a visitarme después de un fiestorro militar. Siempre a horas discretas y de paisano –el uniforme de Almirante sólo para ocasiones especiales-. Amable, meticuloso, pero de trámite rápido, casi profiláctico. “No me gusta este trato”, le dije. “Soy una profesional no una “kalinka” ucraniana”, le dije. Y esa misma tarde, Maximilian Stewart y Sierra me dijo: “¡déjate las medias!”. Supe que me acababa de presentar a Maxi. Combinar ligueros, medias de blondas negras, blancas o beiges fue divertido y fácil. El día que lo recibí sólo en pantys, enloqueció. Comenzó a comprármelas él. Nylon, Lycra, Seda Fría. Glace, Doré, Reflejos plata. Me convertí en sus medias.


Soy puta vieja. Enseguida supe qué le gustaría hacer. Se lo propuse el día que pasó todo. No fue difícil embutir aquellas piernas casi lampiñas en una pantys de rejilla “Perla Negra”. El solito se subió a los tacones de aguja. Lo dejé que se pusiera burro ante el espejo, después aparecí vestida únicamente con gorra y chaqueta de Almirante. “¡Estás guapísima, perra!” le dije al oído y a su imagen. Se llevó las manos al pecho y se derrumbó.

Después. Interrogatorios. Pasma. CNI. Y siempre: “Te conviene seguir calladita”. Me dan risa. No saben que el silencio es carísimo. La viuda de Maxi fue la primera que lo entendió.

.


Para 0 Comentario: Primero agradecer a Ediciones Traspiés la publicación de este microrrelato y honrarlo con la compañía de otros 45 autores -el prólogo escrito a doble mano, es un decir, por F. Villalobos y J.A. López no tiene desperdicio-.

Segundo agradecer a Marina Guiu, la sensibilidad e imaginación no sólo para captar el tema del relato, sino también por el toque ValleInclán que resalta la ilustración -no sé si después de pasearla por los espejos cóncavos del Callejón del Gato- ¡Grande Marina!


Por último, agradecer a los integrantes del grupo de selección de Vagamundos

Y a todos los que pasen por aquí, pibas y pibes de todas la edades, que no dejen de regalar estas Navidades-Reyes-Cumpleaños y otras Fiestas de Guardar "Perversiones -Breve Catálogo de Parafilias Ilustradas-". Será difícil no encontar en él una parafilias amiga que lo/la consuele después del banquete, del exceso y de la Gula...

Y ahora, ¡¡a pecar!!

salut

.

.

5 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Magnífico.

Salud

Francesc Cornadó

Antonio Tello dijo...

Querido Hugo, me alegra releer este cuento, porque incorpora todos los elementos de tensión, suspense e intriga que una pieza de este género ha de tener. No es el relato de una mera anécdota cotidiana, sino el de una realidad literaria (y por ello más vibrante) de esa realidad escondida por el poder, la hipocresía y la doble moral. Toda una lección que deberían atender muchos jóvenes (y no tan jóvenes) cuentistas abocados al microrrelato. Felicitaciones, querido Hugo.

Propílogo dijo...

Felicidades, Hugo, genial. Me ha gustado el tempo, la precisión de la descripción necesaria...
Una gozada.
Saludos
Gabriel

Rosana dijo...

Hugo cuando lo publicaste allá por el verano me pareción soberbio. Con tu manera de escribir tan personal y esa capacidad para la sugerencia, para que el lector vea y palpe y adivine.

Enhorabuena y feliz todo y un abrazo grande.

Rosana

Iván Teruel dijo...

Bueno, Hugo, te debía este comentario desde hace bastantes días. Esto es un MICRORRELATO. Y lo pongo en mayúsculas porque su ejecución supone alcanzar una forma y un estilo que para mí son, o deberían ser, paradigmáticos dentro del género. No quiero incurrir en un análisis reduccionista de la micronarrativa, pero el microrrelato es un género que se suele salvar a golpes de ingenio (en los giros finales, en el juego de palabras, con la fantasía, con el humor). Si no se consigue eso, uno debe salvarlo a golpe de elipsis. Coño, si son unas pocas palabras, ¿por qué debe entenderse en una primera lectura? ¿Entendemos acaso un poema a la primera? Para mí, el lector debe ser parte activa de las minificciones, las debe completar él. Y entonces, cuando se presenta un micro como este tuyo, que es tan incómodo de leer en una primera lectura, uno se ve obligado a participar. Y entonces lo relee. Y a la segunda lectura vuelve a sentirse incómodo, pero no tanto. Y a medida que uno lo va releyendo, la pieza va creciendo, se va asentando, va ganando riqueza y matices en cada uno de sus detalles. Y uno para entonces lo siente en parte suyo, porque lo ha ido reconstruyendo a base de invitaciones en forma de silencio, a base de sugerencias de pequeños elementos. Es entonces cuando uno ve, por ejemplo, que el Almirante se lleva las manos al pecho porque ha debido de sufrir un ataque cardíaco. Pero si se dijera explícitamente, la cosa perdería el encanto de la insinuación.

Se me ocurre una imagen que viene al caso: un microrrelato debe ser una mujer en ropa de lencería que uno debe ir desnudando arrastrado por la enorme sugestión de sus sensuales prendas, tras las cuales se intuye una desnudez y un gozo inminentes.

Enhorabuena Hugo, por la publicación y por el micro en sí. Y feliz año nuevo si no coincidimos en lo que queda de año viejo.