miércoles, 15 de julio de 2009

GRUPOS DE TAREAS

( I )
Un Profesor De Piano Para Las Nenas


Elías Aldana, pianista del Conservatorio de La Plata, creyó que, aquellos hombres armados que acababan de asaltar su casa, buscaban allí, por error, a su hermano Abel, profesor de la Facultad de Agronomía, cristiano y socialista. Se equivocaba. Cuando una ametralladora le hizo trizas el piano, supo que venían por él. Esposado y encapuchado lo arrojaron al suelo de un coche.
Después de una hora de viaje, llegaron a un caserón.
-¡Tarde, boludos! Enseguida se nos quedó fiambre –dijo el capitán Kalman, señalando a Abel Aldana que yacía, desnudo y ovillado, en el suelo-.
-Y ahora, ¿qué hacemos con éste? –preguntó uno del grupo, agarrando a Elías por el cuello.
-Atalo a esa silla y llevate al otro.
Kalman se acercó al oído encapuchado de Elías.
-Sabés, pibe, necesito un profesor de piano para mis nenas. Zafás, pero siempre serás boleta.


( II )
EN P A Z


El capitán Kalman erró el tiro a la cabeza del jabalí para darle a Danko, el mejor dogo del comisario Ledesma. Los demás cazadores no comprendían por qué, a las disculpas del capitán, el otro respondía con amenazas, llorando sobre el perro muerto. Sin embargo, quién los conociera sabía que los dos vivían ajustándose cuentas. Ambos mandaban Grupos de Tareas, uno en la Policía Bonaerense y el otro en Infantería. Después de cada secuestro y desaparición, si había botín a repartir, había problemas.

El disparo a Danko llegaba después que el Grupo de Kalman secuestrara a un importante dirigente obrero de Propulsora Siderúrgica y Ledesma decidiera hacerlo desaparecer para entregarle a su hermana, como regalo de boda, la escritura de la casa familiar del trabajador.

Después de quince días de duelo por Danko, Ledesma buscó a Elías Aldana, le rompió las manos a culatazos y se lo llevó a Kalman.
-Uno por otro –le soltó-. Ahora estamos en paz.
El capitán ordenó a un cabo que hiciera desaparecer a Aldana.
Luego, se armó de valor y le dijo a su ex mujer que las nenas se habían quedado sin profesor de piano.

(Durante la última dictadura militar argentina (1976-1983), los "Escuadrones de la Muerte" tenían una engañosa una denominación administrativa: "Grupos de Tareas".)

4 comentarios:

Jesus Esnaola dijo...

Buff, Hugo, me pones los pelos de punta. Si los micros fueran bestias lo llevaría mejor pero saber que la bestia es la vida, que lo fue la vida, que seguirá siéndolo la vida me hace sobrecogerme. Hace falta que alguien nos lo recuerde de vez en cuando.

hugo dijo...

Gracias Jesús por tu comentario.
Pienso, he pensado y continuaré pensando que el compromiso con la escritura lo es lo es también con la vida, la imaginación, las penas y las expectativas de todos los que nunca creyeron que este mundo estaba bien hecho.

Anónimo dijo...

Sí Hugo, también en la literatura entra lo vivido y la denuncia y si se hace con maestría sin que suene a panfleto, mostrando las cosas. Pues ocurre lo que ocurre que se ponen los vellos como escarpias, y se piensa que la vida siempre va a superar con diferencia a cualquier cosa que a uno se le ocurra, por inimaginable que parezca.

Un saludo
R.A.

hugo dijo...

Gracias Rosana, me costó un poco saber que eras tú. A ver cuando te animas y te montas un blog y tiramos para adelante lo de la gran amistad