Hoy, hace unas horas, cuando acababan de dar las dos de la tarde en el campanar de Sant Antoni Abad de Vilanova i la Geltrú, aún convaleciente de la aoperación de párpado que la laftosis palpebral provocó y la génetica me legó, (cosas que le suelen suceder a los topos) pues a esa hora, sin que yo aún lo supiera, se fallaba el Premio Diomedea de Relatos Mínimos del cual he quedado finalista. A veces, de cuando en cuando, el azar y el tiempo se ponen de acuerdo y te dan una alegría, casi , casi, como la que me da Arnau, mi hijo, cuando lo oigo tocar el clarinete.
Si alguien visitara el blog y desea leer el cuento, ha de clikar en Microtopos, el cuento premiado se llama Carteras Ajenas. Está dedicado a Misty, una amiga que me proporcionó la anécdota, con la cual deslomé 200 palabras para que cupiera en las bases del Premio Diomedea.
Yo, que soy escritor de fondo, de extensiones cuasi patagónicas a la hora de escribir, aún no puedo con la sorpresa de que un jurado haya premiado mi brevedad a la hora de contar.
En esas milhojas, de hojaldre laberíntico me quedo por ahora
Bueno y quién quiera leer que lea
4 comentarios:
Felicitaciones, Topo!!
Muy bueno tu relato!!
un abrazo fuerte
sil
Buenísimo el relato!
Felicitaciones por este reconocimiento!
abrazo!
Bruno
Espléndido Hugo, un verdadero placer compartir cartel contigo, ni que fuera una corrida de toros buff! Mi caso es el contrario que el tuyo, parece que las formas más cortas se me dan mejor pero me temo que se debe sobre todo a una vagancia congénita, prefiero pensar que es hereditaria, me hace sentir menos culpable. Nos iremos viendo.
A ver si ahora consigo que el mensaje llegue.
Sólo quería decirte que lo que me gustó de tu micro es que es con fantasma pero sin las típicas características de las historias de fantasmas. ;)
Saludo R.A.
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