jueves, 29 de enero de 2015

Una semana después de Ciutat Morta



(la fotografía es de la portada del primer número de Directa, único medio que se hizo eco del montaje policial del 4F. Mariana, la madre de Rodrigo, su hermana detrás de la pancarta.y, después, la más absoluta soledad para enfrentarse a unos días de incertidumbre y rabia).

Tres observaciones y una diletancia final

 Sábado 18 de enero, 22.30, emisión del documental Ciutat Morta por Canal 33 de TV3. 569.000 espectadores, record histórico de share: 20% en un canal minoritario cuya media anual no pasa del 1.2.

 I. La ideología mediática

 La realidad no existe hasta que no es televisada
 (Los relatos de Rodri y de Juan son posibles, probables y creíbles. El relato de Patricia aunque podría firmarlo Kafka, es posible, probable y creíble. Ahora bien, el documental los presenta como reales, pero sólo serán aceptados también como verdaderos si la televisión los convierte en realidad mediática. Pero, Rodri, Mariana o Silvia Villullas además de personajes del documental son personas o seres históricos –dicho con Marx-. Si lo verosímil se engasta sobre lo verídico, dicha coincidencia constituye un serio problema para la ideología que ha de transmitir cualquier medio de comunicación del sistema. Su reparación –ideológica, por supuesto- será integrar aquella incómoda coincidencia y presentarla como fenómeno mediático, lo cual multiplica la posibilidad de manipulación. Sin embargo, todo ello choca con la extraordinaria fortaleza del sustrato ideológico-crítico que sustenta Ciutat Morta. Dicha ideología crítica focaliza dos temas concretos: uno, desvelar las fallas sistémicas y la continuidad franquista en buena parte del aparato judicial y, dos, señalar el funcionamiento quasi-mafioso en los aparatos represivos, tanto en la Guardia Urbana –torturas, manipulación de pruebas, etc.-. como del sistema carcelario – presiones y torturas psicológicas permanentes-. Pero, quizá, el choque más evidente entre manipulación mediática y fortaleza de esta ideología crítica se manifiesta en la articulación del discurso que sostienen Rodri, Mariana, Silvia, los abogados Jaume Asens, Gonzalo Boye o Xapo Ortega y Xavi Artigas, directores del documental (la portada de El Periódico de Catalunya del jueves, 23 de enero de 2015 es un buen ejemplo de lo que señalo).


II. Un Modelo de ciudad

 “ Mira, mira la ciutat comtal/ és turística i domèstica/ és una postal” cantaba Jaume Sisa, allá por los ochenta. Sin pretenderlo, vería su ironía convertida en pauta política: Barcelona no sólo ha sido una postal, en la actualidad, ya es un parque temático.

 (Después del 92, Barcelona incrementa su condición de “paraíso” de la especulación inmobiliaria. El proyecto político del PSC para la ciudad será retomar, “sin complejos” y con pocos retoques, el proyecto Porcioles –penúltimo alcalde franquista culpable, entre otros desastres, de la demolición de la Casa Trinxet, una joya modernista, obra de Puig i Cadafalch, en cuyo solar, Núñez y Navarro construyó un “hermoso” bloque de pisos-. Las campañas publicitarias “Barcelona posa’t guapa” y “Millorem Ciutat Vella” completarán la cobertura institucional a oscuras constructoras de “capital mixto”.)

 El Forat de la Vergonya y la lucha de clases

 El contexto de represión que aparece en Ciutat Morta es el del Forat de la Vergonya
Corre el año 2004, como consecuencia de “un esponjamiento” del barrio de Santa Caterina se derriban edificios comprendidos entre las calles Sant Pere més Baix, Jaume Giralt y Carders. Lo que, en principio, iba a ser “zona verde y servicios” se reconvierte enseguida en un “macroparquing”. Los vecinos se movilizan y consiguen paralizar las obras. La actitud del equipo del alcalde Joan Clos será NO actuar. Esperar que la degradación urbanística se acentúe y los vecinos acaben aceptando los planes del Ayuntamiento. Aquel espacio “abandonado” dará origen al Forat de la Vergonya, que los vecinos transformarán simultáneamente en huerto biológico, jardín y un lugar de juegos para niños, pero también el sitio para las asambleas del barrio.

 Los “hechos del 4F” no escapan a esta situación de conflicto, que tendrán en el entorno del Palau Alós la clara evidencia de la actuación política del equipo municipal. Situado prácticamente delante del “Forat”, el Palau Alós es un edificio sensiblemente degradado que, en 2005, expropia el Ayuntamiento de Barcelona –construido en el siglo XVI, en 1738, Josep Francesc d’Alós, marqués de Puerto Nuevo, lo adopta como residencia familiar; durante la República será el Centro Obrero Aragonés y, desde 1945 hasta 1993, sede de la Peña Cultural Barcelonesa-. Se tolerará su okupación y el funcionamiento de la Anarko Peña Cultural. No. No se trata de un repentino ataque de “buenismo municipal”, sino de una estrategia política concreta: acelerar la degradación del barrio. El sitio es frecuentado, habitualmente, por 300, 400 o casi mil personas los fines de semana que provocarán un importante ruido callejero nocturno unido a los decibelios de la música impedirán el descanso de los vecinos. Esta especie de “bullying institucional” tiene dos objetivos: uno, introducir un grave conflicto entre los vecinos y el colectivo “okupa” que hasta aquel momento hacían frente común contra el “Forat”; dos “convencer” de ese modo a los vecinos de las “ventajas” del desplazamiento a otro barrio. El éxito de la presión institucional supondrá la entrada al barrio de las empresas constructoras que desarrollarán un modelo urbanístico y político de ciudad: apartamentos turísticos y “zona superpija” en el centro de Barcelona. Ese y no otro será el contexto de lucha de clases en el que se desarrollan los hechos del 4F.

 Se ha pasado de la ciutat esgarrada de Porcioles al actual parque temático, obra de los ayuntamientos “progres” –PSC/Iniciativa/ERC- que ha continuado, sin alterar en nada dicho modelo de ciudad, la coalición de derechas Convergencia/PP. 

 Afortunadamente, se ha pasado de la Ciutat Morta del 2006 a la Ciutat Movilitzada del 2014, con triunfos populares contundentes como Can Vías o las manifestaciones de los vecinos de la Barceloneta, contra los apartamentos turísticos, legales e ilegales, incluyendo contestaciones históricas contra Mercé Homs,“la hermanísima”, regidora del Districte de Ciutat Vella.

 III. Lo verídico, lo verosímil y lo policial.

 En el documental, Manuel Delgado incide en la cuestión de la imagen: ¿cómo actúa la “estética” okupa y antisistema en el imaginario policial? El okupa concentra todo aquello que significa la suciedad en la ciudad y en el mundo, dicha condición no sólo lo convierte en peligroso “per se”, sino también en carne de sospecha permanente, como lo son el gitano, el negro o el sudaka de mierda. En cada carga policial a “la limpieza,” quasi étnica, de todo lo ajeno a la ideología del “orden público”, se añade una especie de “venganza correctora” que se manifiesta con una exhibición pornográfica de la violencia y que tiene en la tortura su forma más acabada. En el caso del 4F no sólo aparece este concepto de limpieza –que además es literal y daría para un ensayo específico-, sino también el de la “ilegalidad” como factor nivelador. Es decir, limpieza e ilegalidad van unidas y la elaboración en el imaginario policial es muy transparente: si okupas y antisistemas se mueven en la “ilegalidad” la supuesta “legalidad” de una intervención policial carecería de “eficacia ejemplarizante”, la represión no conseguiría su objetivo. Así pues, el policía sabe que ninguna “legalidad” le atará las manos cuando recibe la orden –del mando superior o del político, es igual- de “limpiar la escoria de la sociedad”. Sin embargo, la redacción de el atestado supondrá la vuelta a la legalidad pues su lectura ha de “convencer” al juez de instrucción. Es interesante observar que todos los atestados policiales persiguen siempre la “lógica verosímil de la coartada” lo cual supone, en la práctica, darle marchamo legal al “montaje policial”. La policía, aquellos que detentan “el monopolio de la violencia” -¡jódete con Max Weber!- intentan siempre justificar no lo verdadero sino lo creíble, no lo verídico sino lo verosímil. Su versión de la realidad es la ficción de dicha realidad. El policía sabe que el okupa, el antisistema carece de credibilidad ante la instancia judicial: “ya pueden venir mil como usted que yo siempre le creeré a la Guardia Urbana” Carmen García Martínez, jueza de instrucción del 4F, dirigiéndose a Rodrigo Lanza-.

 IV. Diletancia final

La trama. Los formalistas rusos –allá por los comienzos el siglo XX, en la Rusia pre-revolucionaria- diferenciaban entre fábula y trama. La primera haría referencia a la reconstitución secuencial del orden cronológico de la historia que se narra. La trama, en cambio, dicho con Tomachevsky, es “la distribución estética de los acontecimientos de una obra”. Es decir, la trama distorsiona artísticamente el orden natural de los hechos y en ella se mezclan recursos temporales ( adelantamientos, flash-back, etc.) configuración de personajes e instancias narrativas (punto de vista, voz narrativa, etc). La trama tiene que ver con lo que los literatos llamamos narratividad.

 Ahora bien, ¿cuál es aquel aspecto que hace que un documental como Ciutat Morta te deje clavado durante más de dos horas? Sí, su na-rra-ti-vi-dad. Sobre el orden cronológico de los hechos se superponen las dos líneas narrativas de la trama, una la voz de Rodri y Juan con dos derivaciones fundamentales: la presencia de Mariana y el discurso jurídico y dos la historia de Patricia Heras que, a través de sus poemas, solventan Silvia Villullas, Diana J. Torres y el periodista de La Vanguardia. Dos líneas narrativas que ganan tensión en la medida que el montaje policial queda configurado como argumento central.

El final abierto del documental ha provocado un debate de proporciones poco habituales tanto en los medios como en el interior de la sociedad. 

 Después de haber visto el documental más de dos y tres veces solo puedo agradecer su interés por NO ser neutral. O dicho de otra forma, la neutralidad es un mito burgués. La neutralidad tiene un objetivo ideológico concreto: dormir las conciencias en la estulticia posibilista y abonar el miedo a luchar por otra sociedad mejor y mas justa.

Concentración nocturna en Pza Sant Jaume después de la emisión de Ciutat Morta por el Canal33 de TV3 -500 personas  y era casi las 2 de la mañana.

 


Pensaba poner el vídeo final de una antiquísima canción de Lluis Llach "Cal que neixin flors, pero después de conocer la declaración corporativa de los fiscales de Barcelona haciendo piña con la impresentable Carmen García Martínez -que pide 8 años y 9 meses para Isma Benito, acusado de desórdenes públicos en la huelga del 29 de marzo de 2012-, después de observar perplejo la petición de penas para los detenidos en Can Vias -con las acusaciones policiales contradiciéndose de forma  flagrante...y no pasa nada...He decidido subir este vídeo y canción  que puede resultar muy dura para algunos, pero que es muy poca cosa para los que seguimos reclamando "sin paliativos": 

Prou de criminalització de la protesta social !!!




Salut, República i Socialisme


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