viernes, 28 de junio de 2013

SALIR DE CUENTAS

  
 -Entonces... –la mirada de sor Eugenia se desfonda en el vacío.

Puri te dice que le han cambiado el médico. Mosqueo. Puri te dice que el nuevo le ha hecho preguntas sobre adopción. Mosqueo. El último mes de embarazo de Puri y el silencio. La inminencia del parto. La angustia y la culpa. Puri no lo quería, pero tampoco quería quitárselo. El niño y el castigo. Ella acantona su silencio y te vacía las palabras, como siempre.

Esperas. Diez de la noche. Luz de fluorescentes. Mostrador en media herradura. Paredes blancas repintadas. Ruidos de montacargas y voces de enfermeras que devoran los pasillos. Esperas. Dos horas después del parto, Sor Eugenia y el doctor Acevedo, jefe de planta, llegan y te dicen lo que tú no te crees. Exiges hablar con el médico que atendió a Puri. Sor Eugenia dice que ya se ha marchado, pero que “mañana pasa consulta a las once”.

     -Quiero ver el cadáver del niño –tu voz comienza a quebrarse.   
     -La Maternidad no entrega neonatos muertos –responde enseguida Acevedo, que acaba de sentarse ante un ordenador.
Tú aún no sabes las cuentas de las que Ellos salen (mitad para la Obra, veinte por ciento para el médico, quince para el gerente y quince para sor Eugenia que ayuda a que ellas lleven la pérdida con resignación cristiana)

El doctor Acevedo se quita la bata y, mientras se pone  el abrigo, habla con ella en voz baja. Te ignoran. Vuelves a exigir y tu voz sale armada de amenazas. 

    -No grite o me veré obligado a llamar a Seguridad –Acevedo te mide con la mirada, como si le decepcionara descubrirte. Teclea de pie ante la pantalla del ordenador. Lee, en voz alta, el informe del médico. Oyes “Madre soltera”. Oyes “Neonato muerto en el canal de parto”. Oyes “ 21.30. Purificación Cuenca se deriva a UCI”. Acevedo te pide que te serenes. Acevedo te promete, para el día siguiente, cita con el médico y visita a Puri en la UCI. Tú dejas de oírlo. Hablas. Le sonríes. Te encaras con él. No te reconoces en tu propia voz y dices todo lo que no querías decir

     -Soy el hermano de Puri. Soy el marido de Puri, y soy el padre de ese niño que ustedes dicen que nació muerto.

    -Entonces... –el doctor Acevedo se sienta, demudado y pálido. Tú dirías que sor Eugenia ha comenzado a rezar.


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