lunes, 1 de agosto de 2011

Después de la rajada (o la insólita deriva de un artículo de Vargas Llosa)...


...si, viene la calma, o no.
leo en El País del domingo 31 de julio el artículo de Vargas Llosa –no suelo hacerlo, la ideología ultraliberal, clasista –y hasta teaparty- de este señor más que rechazo, que también, me produce un soporífero aburrimiento. No así su narrativa que, a pesar de los pesares, continúa pareciéndome interesante-. Intento pasar de su análisis hecho con mucha sal gorda y manca de finezza respecto a las nuevas tecnologías -por momentos diría que el señor lamenta que la información enciclopédica se encuentre al alcance de cualquiera y al cabo de décimas de segundos de un ratón bien conducido-. Me quedo con dos aspectos que considero válidos, por una parte la lectura y las formas de leer y por otra su conclusión acerca del conocimiento y la información.

sin duda, acierta Varga Llosa cuando caracteriza como de “picoteo” y “mariposeo” la forma de leer en Internet, es decir, superficial y carente de todo esfuerzo de concentración. Si ello luego se traduce a la lectura en papel puro y duro el resultado es desastroso porque el texto pasa a ser destinatario de todo tipo de postergaciones hasta llegar al abandono y no sólo eso, la memoria “se entumece y debilita como los músculos que dejan de usarse”. En definitiva, la falta de constancia en el hábito lector nos vuelve cada vez más cómodos y menos comprometidos con el texto que tenemos delante. Así pues, todo lo que aparece por las pantallas de nuestros ordenadores pasa a ser tratado de la misma forma: unos segundos de excitación y expectativas, unos minutos de atención, el mismo tiempo entre decaimiento o desinterés y el olvido casi inmediato y eterno de lo que se acaba de consultar o leer...“total sé que padrecito Google y madrecita Wiki velarán siempre por la memoria de toda información”.

el otro aspecto que aborda Vargas Llosa, no muy alejado de lo anterior, es la relación entre información y conocimiento. En principio la información apunta, casi siempre, a tres destinos útiles: conocimiento, enciclopedia o museo (Maurice Blanchot dixit en La Risa de los Dioses) –el orden no significa una gradación, ni mucho menos-.Tanto enciclopedia y museo contemplan la información desde el almacenamiento y el utilitarismo. Los criterios que se empleen para uno u otro siempre responde a pautas ideológicas: una enciclopedia se organiza de acuerdo al pacto de unas determinadas prioridades y un museo de acuerdo a pautas historicistas que no históricas, la pauta estética en el orden del museo pasa a ser siempre dependiente y no hegemónica.

pero la información es susceptible de transformación en conocimiento entendiendo por conocimiento todo aquello que posibilita la adquisición de determinados conceptos abstractos para realizar un análisis sistemático de una materia concreta o de un hecho social o estético –este concepto general resulta del cruce entre Erwin Panowsky (estética) y Mario Bunge (filosofía de la ciencia)- Es decir, la transformación de la información en conocimiento facilita una teoría literaria, científica, histórica, social, psicológica, etc.

ahora bien, el siguiente salto cualitativo del conocimiento y, por ende, de la información se produce cuando las teorías estructuran criterios específicos de discreción –tomar una opción y descartar el resto-, en ese momento el conocimiento deviene en pensamiento. Se cuenta, entonces, con una forma de concebir el mundo, el tiempo y la realidad. Su sistematización acabará generando, en la mayoría de los casos, una ideología, es decir, un medio de intervención en la realidad que ejecutará nuestra conciencia social. La relación entre ideología, conciencia y realidad es de retroalimentación dialéctica, lo cual supone que el grado de implicación de una es el grado de implicación de todas –una tesis, su antítesis y la síntesis de un aspecto de la realidad se planteará también en la ideología y en la conciencia.

Rajar o no rajar, he ahí la cuestión


Una rajada, para serlo, se ha de hacer a lo bestia y con bronca...y así lo hice hace una semana. Prometo que no tenía intención de herir a ninguno de los que pasan por este bloss, que ya paciencia me tienen. Fue sólo una movida fuerte de conciencia. Pensé en esa gente que se quedaba en la puta calle por el afán de usura de un propietario, que seguramente se amparará en la sacrosanta Constitución –cuyo artículo 47 no permitiría aquel desahucio-. Sin embargo, lo que provoca que al rajar lo haga desde mi ideología de marxista irredento, es ver que mientras aquella era la realidad, en nuestro mundito bloguero –buenrrollismo que no buen rollo, celebración del ingenio, que no de la inteligencia y del texto o presumir de lista de seguidores, “a ver quién la tiene más larga” (Serrat dixit)-, en ese mundito todo es susceptible de ser observado con la misma superficialidad con que Vargas Llosa apunta como forma de lectura en Internet: “picoteando”, “mariposeando”, o dicho en semiótica: fraccionando la información que es, a la postre la ideología de Internet, Padre Google que estás en los cielos y madre Wiki de la asunción. Si adquirimos la información fraccionada nada de aquello nos implicará de lleno y nuestra ideología correrá presta a absolver a nuestra conciencia, si todo aquello lo juntamos y lo relacionamos dialécticamente o, sencillamente le damos unidad en la realidad, entonces... quién es el guapo que pega ojo aquella noche.

Claro, la ideología se ha de traducir en una práctica política –no confundir ¡¡¡por favor!!! con este esperpento que nos brindan los políticos burgueses que viven de pasar gato por liebre- y la práctica política se puede hacer a través de un partido alternativo al sistema de partidos o apoyando todo aquello que por el momento signifique un mejor reparto de la riqueza y justicia social... lo demás, lo demás ya son asuntos del devenir que siempre le marca la pauta a la conciencia de cada uno y de cada cual.




¿y donde se localiza la conciencia?

(el miércoles vuelve Cunqueiro, al menos eso fue lo que me dixo)

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1 comentario:

mariajesusparadela dijo...

No puedo estar de acuerdo ni contigo ni con él: en la lectura habrá siempre gente que profundice y otra que picotee. Y aunque a simple vista no se distingan, yo sé perfectamente ( y tu también) quién es "culto " con la Wiqui y quién sabe algo más o de ptra forma. Y también sabemos quién, en este mundillo es seguidor para tener seguidores y quien mima la lectura de aquellos que le interesan porque le enseñan algo. Yo sigo a muchísima gente que nunca pasó por mi blog (ni falta que me hace) y a mi me sigue otra de la que nunca fuí capaz de leer dos líneas y se irá cualquier día. He recibido comentarios del tipo "he pasado por aquí y me gusta mucho lo que dices",,,y he recibido respuesta a mis dudas, de las cabezas de quien me lee.
En fin, que en internet y en los blogs, hay de todo, como en botica.
(en el Auria de este mes, hablan de Cunqueiro, si me mandas tu dirección a mi correo, te mando la revista)