En su trabajo ocasional como cronista de policiales Renzi había conocido a varios comisarios, la mayoría eran matones sin moral que solo querían el cargo para voltearse a todas las mujeres (sobre todo a las putas) y entrar en todas las transas posibles, pero Croce parecía distinto. Tiene el aire tranquilo de un paisano en el que se puede confiar, pensó Renzi, que se acordó de pronto de la opinión de Luna, el director del diario, sobre los comisarios de policía.
“¿A quien no le gusta ser comisario?-le había dicho una noche el viejo Luna- No seas ingenuo, nene. Ellos son los verdaderos tipos pesados. Tienen más de cuarenta años, ya han engordado, ya han visto todo, tienen varios muertos encima. Hombres muy vividos con mucha autoridad, que pasan el tiempo entre malandras y punteros políticos, siempre de noche, en piringundines y bares consiguiendo la droga que quieren y ganando plata fácil porque todos los adornan: los pasadores de juego, los comerciantes, los mafiosos, los vecinos. Ellos son nuestros nuevos héroes, querido. Van siempre calzados, entran y salen, arman bandas, tiran abajo todas las puertas. Son los especialistas del mal, los encargados de que los idiotas, le hacen el trabajo sucio a las bellas almas. Se mueven entre la ley y el crimen, vuelan a media altura. Mitad y mitad, si cambiaran la dosis no podrían sobrevivir. Son los guardianes de la seguridad y la sociedad les delega la función de ocuparse de lo que nadie quiere ver. Hacen política todo el tiempo, pero no se meten en política, cuando se meten en política es para tirar abajo a algún muñeco de nivel medio, intendentes, legisladores. No van más arriba. Como son héroes clandestinos, están siempre tentados de meterse ellos también, pero jamás lo hacen porque si lo hacen están listos se vuelven visibles” –le dijo Luna aquella noche cenando en El Pulpito mientras lo instruía una vez más, sobre la vida verdadera-. “Hacen lo que tienen que hacer y persisten más allá de los cambios, son eternos, están desde siempre, desde la época de Rosas que hay comisarios de policía que son famosos, a veces pierden, como todo el mundo, los matan, los pasan a retiro, los mandan presos, pero siempre hay otro que ocupa ese lugar. Son malevos, querido, pero en ellos la dimensión del mal es mínima comparada con quienes les dan las órdenes. Un policía habla directo, va de frente, pone la cara” –había concluido Luna- “así que no te hagas el loco y escribí lo que ellos te digan...”
Para O Comentario:
El fragmento correspode a las páginas 138, 139 140 de la novela de Ricardo Piglia. Blanco Nocturno. Editorial Anagrama.
Supongo que los que ya tenemos una edad y, además, asumimos alguna vez un compromiso político -mayor o menor, da igual- que significaba sacar los pies fuera del plato del "orden constituído", pues todos nosotros podemos tener un comisario en mente cuando se los menciona.
Yo, muy a mi pesar, tengo un par, quizá tres a los que no les deseo, ni les desearé nunca el descanso en paz. Sin embargo, cuando leí por primera vez este fragmento de la última novela de Piglia pensé inmediatamente en ese malnacido con gorra de plato que veis en la foto. Alfredo Fanchiotti, comisario de la Bonaerense -"la maldita policía", como se la conoce en Argentina-. El que está a su lado es el cabo Acosta. quién está en el suelo pidiendo ayuda porque lo han herido de muerte es Darío Santillán, integrante del movimiento piquetero MTD Aníbal Verón.
La mañana del 26 de junio de 2002 se manifestaban rumbo al Puente de Avellaneda con una consigna tan revolucionaria como "Pan y Trabajo". Sí así de elemental. Pues ese malnacido con gorra de plato decidió tirar a matar a una multitutd de cinco mil personas. En el momento de la dispersión, algunos se refugiaron en la estación de Ferrocaril que aparece en la foto y ahí fueron cazados los luchadores sociales Darío Santillán y Maxi Kosteky. Nunca más volverían a caminar por Avellaneda. Fanchiotti está en estos momentos en la cárcel con cadena perpetua, pero los que lo mandaban, sus responsables políticos de entonces están muy tranquilos. El jefe de ellos, el que mandó a matar, Carlos Soria, hoy es el alcalde de mi pueblo, General Roca (Río Negro), con un apoyo de voto popular nada despreciable. Duhalde, Solá, Atanasoff o Juan José Álvarez gozan de buena salud, incluso de buena salud política.
La primera foto, son parte de la tropa que comandaba Fanchiotti derribando a patadas la puerta del local del Partido Comunista de Avellaneda. En su mente enferma pensaban que como eran "rojos y bolches" se habían ido a refugiar allí -EL PC Argentino, fiel a su torpeza política nunca apoyó al movimiento piquetero-.
La novela de Piglia es desigual, lo cual no es ninguna novedad. Toda su narrativa está poblada de escenas magistrales y otras que parecen escritas por su doble al cual le pesarían demasiado las palabras y resuelve situaciones con un "metele así" muy argentino, claro. Sin embargo, este fragmento, junto algunas cosas que ya destacaré en otro momento, es de lo mejorcito que se puede encontrar en el texto.
Las fotografías fueron producto de un recorrido por Google picando Masacre de Avellaneda.
Salut.
.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
(Hugo: Antes que nada quiero decirte que dejo en tus manos la publicación o no de este comentario en tu blog, sólo quería darte mi opinión trasladando el asunto que reseñas a Ejspaña.)
Estimado Hugo, mucho me temo que puestos a suponer, es mi opinión, supones demasiado. La inmensa mayoría de la gente de “nuestra” edad ni tiene un comisario de policía en mente, ni tuvo “compromiso” político, ni tuvo cojones ni intención de sacar los pies de ningún plato. La inmensa mayoría, en la época de dictadura, se dedicó como dice Piglia, a “mirar para otro lado” cuando los guardianes del orden “hacían su trabajo” por muy sucio que fuera este. Esa inmensa mayoría, mejor alimentada, con hipoteca y con móvil, es la misma que, en este país, hoy vota PP-PSOE o se declara “apolítica”. El PSOE es un partido, conviene que nosotros no lo olvidemos, que se tomó 40 años de vacaciones coincidiendo casualmente con la duración del franquismo. Vaya a ser que se les estropeara la manicura.
Ese malnacido al que tú no le deseas “el descanso en paz”, aquí se llamaba de otra manera y por ejemplo cuando el PSOE llegó al poder un tal Solana (hermanito del ex jefe de la OTAN) lo ascendió a Jefe de Seguridad de “Telefónica” con más sueldo que un ministro. Y otros conocidos, -por quien los nombró y por las víctimas, claro- torturadores fueron premiados con “jefaturas de seguridad”, los llamados quitamiedos de la clase media, en grandes empresas públicas y privadas. Al negociete este lo llaman el consenso y la reconciliación.
La torpeza del PC argentino que citas, en este país fue, por parte de la dirección del PCE, una auténtica traición a la propia historia de lucha heroica de los militantes del Partido Comunista, los únicos que se organizaron y lucharon contra Franco. Carrillo se bajó los pantalones hasta extremos que el propio Suárez calificó de exagerados: “si le llego a decir que tenían que aceptar “el crucifijo” hubiera tragado”, le contó el ex Secretario General del Movimiento a Cebrián.
La “inmaculada transición” timoneada por la derecha “franquista” con el “consenso” de PSOE y PCE, y bajo la estrecha vigilancia del amigo americano, acabó con cualquier organización de izquierdas en este país. Y todavía, 35 años después, no hemos levantado cabeza.
Sobre “el desigual” Piglia te diré que ya me gustaría a mí que aquí algún escribiente, alguna honrosa excepción hay, “tratara” nuestra “historia inmediata” con esa “desigualdad”, por lo menos facilitarían el sacar a la luz parte de esa basura que, claro, amenaza con reventar las cloacas de la “monarquía parlamentaria” y ponerles “por consiguiente” a los demócratas de toda la vida el traje y la corbatita de colorines perdida de mierda.
Un saludo y un abrazo, Hugo.
Luis: Bloguer acaba de jugarme una jodida mala pasada. Un comentario de esos extensos míos me lo ha eliminado.
Sólo decirte que suscribo punto por punto tu comentario, Espero a la noche poderte responder mejor.
un gran abrazo, hugo
Hola Luis:
Espero que bloguer no vuelva a joder la marrana.
En mi comentario te decía que jamás se me hubiera ocurrido suprimir un comentario que suscribo desde la "A" a la "Z".
Pienso, como tú, que la transición fuela batalla que ganó post-mortem Paco el del Ferrol. El tardofranquismo duró hasta octubre del 82, donde el poder pasó a sus "legítimos dueños" y Felipe se ocupó de que todo fuera del agrado de esos señores. Entre otras cosas estuvo su famoso fraudeOTAN.
Llevaba yo poco tiempo de exilio en España, cuando tuve ocasión de escuchar las grabaciones de la policía durante la masacre de Vitoria -las escuché en compañía de un militante de Comisiones-. Supe de la bomba a El Papus, aunque por aquellas fechas yo vivía en Galicia. Y ya en el año 1980, creo que por febrero o marzo, no recuerdo bien, el malnacido de Hellín baleba a Yolanda González después de una mani. ¿donde estaba el PSOE yPCE en aquellas circunstancias? Leyendo encuestas electorales y poco más. Llevan desde entonces leyendo encuestas y mandando a sus militantes a sus casas. Me cosnta el cabreo de la gente de base de esos dos partidos y me consta su impotencia para hacer algo dentro de sus respectivos partidos. El caso de Barcelona es de Juzgado de Guardia. DEjan caer a Hereu -que es un pobre hombre, con toda la carga peyorativa que quieras añadirle a la expresión- porque está enfrentado al aparato del partido que patronea el caciqueMontilla -un mediocre proveniente del PTE de Cornella que se ha anotado a todos los fregaos-
En el resurgir de la extrema está entre otras cosas en Catalunya, nada menos que un un partido xenófobo con el cual compite en discurso, el PP.
Si pnes en Google Plataforma por Catalunya -Vilanova. Te enreará de las lindezas de estos hijos de puta que repartieron hostias el sábado con la ayuda inestimable de los Mosso d'Esquadra. Entre los chicos que recibieron hay varios compañeros de Insti de mi hijo.
Y no me extiendo más, porque creo que Bloguer es de extrema derecha y me volverá ajoder el comentario en cuanto me descuide.
un gran abrazo,
salut
Publicar un comentario