lunes, 27 de diciembre de 2010

A fuego lento

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Horacio Salgan ha sido y aún hoy lo es una rara avis del tango. Sin él, sin Julio De Caro, sin Osvaldo Pugliese, el fenómeno Astor Piazzolla parecería una casualidad o casi un accidente.

En 1946 lo despidieron del sello RCA porque “sus tangos sonaban mal” y su cantor. Edmundo Rivero -¡¡nada menos!!- “no sabía cantar”. Desde entonces, afirmó que sólo le interesaría el tango instrumental, la música del tango, más allá de que se pudiera bailar o no.

En 1960 crearía el Quinteto Real, uno de los grupos de tango más solventes que han existido. De sus antiguos integrantes, sólo pervive, además del propio Salgan, su gran amigo, el guitarrista Ubaldo de Lío.

El tango “A fuego lento” es de 1956 y ya, entonces, se ganó las descalificaciones y hasta los insultos de los sectores más tradicionalistas. Hoy, no deja de sorprendernos por su modernidad y por la sombra alargada que proyecta sobre la música de Piazzolla –las similitudes en más de una frase musical, entre el tango de Salgán y el comienzo de “Adiós Nonino” son más que evidentes.

Decidí subir este vídeo y no otro de los tantos que hay de “A fuego lento” porque me parecía interesante el tarareo de Salgán acompañando su interpretación. Además de la presencia de músicos como el violinista Antonio Agri, su amigo, el guitarrista Ubaldo de Lío, un excelente contrabajista como Oscar Giunta y el bandoneón de Nestor Marconi –la pedantería de los de la mesa de mezclas es parte de ese esperpento porteño que siempre va unido a los tangos.

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