lunes, 20 de septiembre de 2010

TODO EL MUNDO ES OLIVO (micronota)





a Antonio Labordeta, in memorian




Diametralmente opuesto al almendro de Jacob, el olivo remite, más que a la esfera angélica, a la cuestión humana y hasta en su vertiente mítica se impone lo real-cotidiano. Famosa fue en su tiempo –hace ya unos tres mil años- la disputa de Atenea y Poseidón por la protección del Ática. Mientras uno con un golpe de tridente hizo nacer un lago salado, la otra, nada menos que la diosa guerrera nacida del muslo de Zeus, entregó una planta de olivo que provocó el pasmo y la sorpresa del resto de los dioses que, sin pensárselo ni un minuto, le otorgaron la protección de Atenas y ella, cual vendedora ambulante, arremetió con el “y cómo si esto fuera poco” aquí va también...¡el aceite de oliva! Zeus no cabía en la túnica al ver a su niña con el olivo en la mano. Heracles, que acertó a pasar por allí camino de alguno de sus múltiples trabajos, le vio futuro a aquella madera y, sin atisbo de duda ni pérdida de tiempo, se fabricó la maza que después le daría gloria y fama, atributos estos nada despreciable para un semidiós de su tiempo.

El plano simbólico del olivo, sin embargo, exige tres aspectos y mitad a destacar. Por un lado tenemos la tradición islámica que considera cada olivo el centro del mundo, es decir, se podrían trazar tanto ejes del mundo como olivos se asientan sobre la tierra, en segundo término, la tradición mística judía sugiere que la escritura de Dios esta en el envés de cada una de sus hojas y que provocaría hechos terribles quién osara “leer aquellas hojas” (... y don Jorge Luis no ha tenido nada que ver con esta afirmación). Como tercera y casi última derivación simbólica, hay que referirse a la tradición cristiana. No es casual que tanto Mateo como Marcos sitúen a Cristo rodeado de olivos cuando se retira a orar, mientras el resto de su discípulos se duermen la última cena y que el monte se llame Getsemaní, molino de aceite en arameo. Tampoco es casual que, precisamente, allí se manifieste una de la dimensiones más humanas y contradictorias de la figura de Cristo.

Finalmente, el medio aspecto restante de la simbología del olivo (o de la variedad silvestre, el acebuche) es el papel benefactor de su sombra que protege a todo animal, vegetal o cosa que se le acerque.
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Para 0 comentario: Esta entrada pretendía ser la que diera cuenta del árbol que está en el centro de ese atajo mágico que va desde mi casa al mar... Pero ¡ay! ayer, 19 de septiembre, se me murió un amigo del alma y del corazón, se me murió Antonio Labordeta. Sucede que fue no sólo el primer cantor, sino la primera música que escuché allá por la primera semana de marzo de 1977, cuando mi exilio tenía pocos días y a Madrid había que echarle valor porque mis naves estaban quemadas. Desde entonces Labordeta ha sido muchísimas cosas, pero en mi memoria siempre será estos cuatro versos que fue lo primero que escuché en el tocadiscos de un amigo, cuando Madrid concentraba la perplejidad de España:





A varear la oliva

no van los amos

a varear la oliva

van los ancianos




Este es mi humilde homenaje y estas son mis lagrimas



Hasta siempre compañero Antonio Labordeta!
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19 comentarios:

Jesus Esnaola dijo...

Sigo con tus micronotas arborícolas, me gustó mucho el significado simbólico que tiene en diferentes cosmologías, pero sobre todo me uno a tu dolor por la muerte de un amigo que no siento mío del todo, pero sí siento tuyo.

Un abrazo grande, Hugo.

mariajesusparadela dijo...

Acompaño tus lágrimas. No lloras solo.

Gemma dijo...

Menudo microensayo, Hugo.
Coincido con Jesus, sentido homenaje.
Un abrazo

hugo dijo...

Hola Jesus:

Sí, ayer ya tenía lista esta micronota. Pasa que casi siempre, todo lo que escribo suelo dejarlo unas horas o unos días en el archivo. Sin embargo ayer fue diferente, el golpe de la muerte de Labordeta me dejó en "orsay" (out side en rioplatense macarrónico). Decidí el silencio, hasta hoy, en que caí que lo que he recordado de Labordeta ha sido "A varear la oliva" y mi entrada estaba dedicada al olivo (acebuche, más bien) que está en el centro exacto de mi atajo al mar.

gracias por pasarte,

salut

hugo dijo...

Hola María Jesús:

Creo que por aquellas épocas de 1977 tú y yo escuchábamos a Labordeta en tocadiscos diferentes, luego yo me iría a vivir a Galicia durante un par de años y quizá nuestros tocadiscos fueron vecinos y no lo supimos hasta hoy. Hoy podemos llorar, pero mañana o pasado mañana se ha de continuar buscando esa tierra que Labordeta soñaba.

gracias, María Jesús, por sumarte a mi duelo.

un abrazo,
salut

hugo dijo...

Hola Gemma:

Sólo micronota Gemma, que las profundidades del ensayo -o microensayo- me marea.

Se lo explicaba antes a Jesus, la micronota que quedó lista ayer, hoy se convirtió en homenaje a un buen hombre, íntegro y valiente.

gracias por pasarte por aquí

un abrazo,

salut

Antonio Tello dijo...

El olivo es símbolo de fortaleza y fructificación. Cuando Noé se dio cuenta de que el cuervo enviado para explorar si las aguas habían bajado no regresaría, envió una paloma y ésta regresó con una rama de olivo. Labordeta era un poeta popular duro y fructífero, con sus raíces bien arraigadas en la ciudadanía. Como el olivo. Un fuerte abrazo, Hugo.

Araceli Merino dijo...

Preciós Hugo aquest homenatge a un home que per sobre de tot era honest i sincer. Amb la falta que ens fa gent així a l'àmbit públic, en els temps que corren.
Ha de continuer sorgint gent així.

Unknown dijo...

Cuando un amigo se va siempre se apaga una estrella.

Anónimo dijo...

Me encantan estas micronotas, puedes hacer una microlibreta de micronotas arborícolas y segurinos deleitando con tus conocimientos y tu sensibilidad.

Y respecto a Labordeta, aunque fueron y son carne de You Tube, me quedo con sus intervenciones políticamente incorrectas:
A la mierda y Gilipollas. Más habiendo visto una entrevista en la que explica las flastas de respeto repetidas de los susodichos gilipollas.
Un abrazo
R.A.

Anónimo dijo...

Jope..seguirnos y faltas......

R.A.

hugo dijo...

Hola Antonio:

Muy buena tu observación sobre el arraigo de Labordeta y el arraigo del olivo. Sus canciones me proporcionaron cierta ilusión en uno de los momentos más difíciles que a uno le toca pasar: cuando la excepcionalidad del exilio te muestra la contrapartida de la absoluta soledad. Sé que tú conoces esa sensación, creo que tu exilio comenzó también por aquellas fechas y con las naves quemadas. Tú, yo y unos cuantos miles emprendimos el camino a la búsqueda de un olivo que nos protegiera y nos mostrara la amabilidad de otro paisaje.

gracias por pasar y dejar palabras certeras, como siempre,
un gran abrazo,
salut

hugo dijo...

Hola Araceli:
Gràcies per pasar-te per aquí. Tens raò en la teva observació. Labordeta va ser una persona massa honesta i massa culta per aquesta política triste, tancada i cainita que hem de patir.

De Labordeta ens quedenles seves cançons, que com l'ombra de l'olivera ens ajuden a pensar en un món millor.

salut

hugo dijo...

Hola Carlos:

Gracias por pasarte.
Sin duda, sin Labordeta los que confiamos en la transformación de la sociedad y del mundo nos encontramos un poquito más oscuras. Por suerte, nos quedan sus canciones y su historia personal, que como el olivo, nos proporcionan un poco de protección ante tanto pensamiento único.

salut.

hugo dijo...

Hola Rosana:

El olivo es el que aparece en la fotografía. Ese árbol tiene un toque mágico porque parece que hundiera sus raíces en la misma roca. En realidad todo ese camino es un atajo mágico entre una parte de la Vilanova urbanita y el Mediterráneo.

Sí, de Labordeta nos seducían sus palabras tan poco formales para esta politiquería que nos quieren vender como política, para colmo le tocó actuar en política cuando la extrema derecha aznarista señoreaba el Congreso como si fuera un cortijo.

Por suerte, siempre nos quedarán sus canciones y la historia de una vida entregada a la causa por la que apostó sin concesiones.

Rosana, a ver cuando nos das las "gran noticia",

un abrazo,
salut

Fernando dijo...

"...es mejor extender las piernas a la sombra de un olivo que fatigarlas en el estadium” (Juan Filloy, Op Oloop).

Cuando nos deja gente valiosa, sin dudas estamos más a oscuras, como bien dices. Será entonces la tarea poner las lámparas encendidas por quienes se fueron bien arriba, para que iluminen más. ¡Saludos!

Iván Teruel dijo...

Siempre me han fascinado los olivos. Sobre todo su tronco. Ese tronco de morfología tan tortuosa como firme se parece a la misma vida, en cuyos bruscos virajes y contratiempos uno se va curtiendo. Sabía poco de los olivos: principalmente que mi padre es de una tierra -Jaén- en donde abundan, y que a Miguel Hernández esa tierra, esos árboles y los campesinos que los trabajan le inspiraron un precioso poema.

Gracias a tu micronota, Hugo, he podido profundizar un poco en mi conocimiento sobre los olivos, y todo a través de una escritura tersa, amena y sugerente.

Gracias, de nuevo, por tus desprendidos comentarios en mi blog y por la atención que le prestas.

Un abrazo.

hugo dijo...

Hola Fernando:
Gracias por pasarte por aquí después de tanto tiempo y gracias por dejarme palabras de "el viejo" Filloy.

Ya voy para tu blosss

salut

hugo dijo...

Hola Iván:
No sabes la alegría que me das que a través de esta micronota hayas podido evocar la tierra de tu padre Jaén ¡nada menos!

Si los troncos de los olivos pienso que nos dicen mucho más del tiempo y de los seres hunmanos que cualquier libro de Historia

gracias Iván por pasarte por aquí.
salut