Llevamos semanas en que la comida sobra y se desperdicia. La abundancia nunca me ha creado problemas de conciencia. Hay otras cosas que me preocupan en estos días. El viento, por ejemplo, lleva tiempo que sopla norte noroeste y no es fácil pillar las térmicas en buenas condiciones, obliga a subir y bajar constantemente. Si quieres rutas fiables has de confiar en los demás y obedecer las jerarquías que, como todo en esta vida, son burocracias con intereses propios.
Una vez en la llanura y asentado el polvo de la enésima batalla, siempre se ha de esperar que salden sus disputas alimoches, buitres negros y buitres leonados. Acabados los cacareos, bajamos los cuervos. Lo nuestro siempre ha sido la carne intercostal, aunque, últimamente, abundan cortes más tiernos y fáciles de guardar en el buche. Después, poco a poco, se suman las gaviotas y los cormoranes que han mutado porque a nadie le desagrada un dulce. Finalmente, aparecen los quebrantahuesos que siempre se han pirrado por los costillares. Aunque la carne es buena, a todos nos ha costado sintetizar el fósforo blanco y el tungsteno de algunos explosivos y, por ahora, el metabolismo aguanta.
“Nunca faltó Dios a sus creaturas”, decía mi madre, que ya sabía muy bien lo que se decía.
* La imagen pertenece al Bestiario de Ignacio Malaxecheverría. Reproduce La Bestia, Beato de El Escorial y hace referencia a Juan, XVII,3 (Apocalipsis).
6 comentarios:
Me gustaron estas otras alas.
Estas aves van más allá de la carroña…
Saludos.
Una crónica de carroñeros muy acertada. Sobre veladas víctimas, que aunque no aparecen duelen mucho. Y sí, las madres siempre aciertan. La mía decía: Dios aprieta, pero no ahoga. Porque siempre había algo que la salvaba de dejarla a merced de alimañas.
Montse.
Me gustó de este texto la fuerza de las imágenes unida a esa ironía tan tuya.
Un saludo apocalíptico.
R.A.
Hola Hugo:
Me encanta esa sorna que tienes, la forma de hablarme de un campo de batalla sembrado de cadáveres rapiñados por las carroñeras. Y me gusta porque lo leo sonriendo pero luego se me queda un dolorcillo por ahí dentro.
Recuerdo de crío una tira de humor de las tribulaciones de un cuervo que se llamaba, "Cuervo Loco pica pero pica poco". Está claro que no es el caso del tuyo.
Un abrazo Viejo Topo
M'ha agradat molt com ens has descrit aquesta batalla. Una metàfora o millor dit un reflexe real, del que molts cops ens trobem a la vida.
Magnífic i plé de força!
Bona setmana, Hugo!
;)
Hola:
Fabiana, muchísimas gracias por tus comentarios sobre estas alas.
Montse, gracias por pasar por aquí, el problema con Dios es que si existe ya podría apretar un poco menos, aunque hay batallas que tienen la dimensión de su eternidad.
Rosana, como siempre breve, elogioso -¡que rubores!- y sobre todo acertado. Te lo agradezco apocalíticamente.
Jesús, se trataba de intentar un acercamiento a lo alegórico a través de un cuervo. Un bicho muy, pero muy interesante, su capacidad para elaborar lo asimila casi al chimpancé, lo cual para un ave es la rehostia. Gracias por tu lectura y espero que se te haya pasado el dolorcillo jajajaja.
Assumpta, sí la batalla es también la batalla diaria. En los campos de Edom se enfrentaron Essaú y Jacob... todo había comenzado por una primogenitura y plato de lentejas. Y así, desde entonces.
Moltes gràcies per les teves paraules.
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