I
la luz que ya no encela
los juegos
de los pasos,
final del redondel de agosto
y del mismo toro ensabanado
que hincado de codos
acaba,
la muela de asperón
que deslía
y repasa
las espadas de las palmeras
una vez más,
sorpresas a deshoras
de este embozo del aire
que hurta del Mestral
la arena.
II
la tarde de noviembre
apremia el estaño
que crestó
la mar
la luz.
III
plegados los bordes
de la esfera,
sin línea
que le indique
al horizonte
el trazo del abismo,
la memoria
relía fronteras, sextantes,
hipotenusas a través de la meseta
y atajos a ras de mar,
sin embargo,
seguimos en lo de siempre
¿qué viento es este
en el cual sopla
el Mestral?
IV
derramadas
la oliva y la almendra
cifra
el regreso de los pasos
la grava
(el mar
encalma el estaño
y vuelve a marcar
la esfera, el abismo
y la playa gastada)
han cesado
los aullidos
que desollaban el aire
y el párpado
cierra el cielo
que vareó el Mestral.
2 comentarios:
Para admirar... de la arena entre los dientes, perdido el horizonte en la otoñal frontera al revuelo del silbido que en la tarde todo lo remueve y cimbrea; tras la tempestad, la calma, la que nos ofrece el apacible oleaje que todo reposa y asienta.
Excelente trazo para este viento. Busco el primero.
Gracias,
Montse.
Després de la tempesta, sempre surt el sol. Coneixent el teu interès per Beethovenn... el final de la sisena, amb himne d'acció de gràcies final inclòs que ja sento mentre l'imagino al final d'aquesta tempesta de mestral.
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